La mirada perdida en el corazón


Cuenta la leyenda, que en el pico de su frustración, el guardián dejó caer sus brazos dejando en libertad a su mayor temor; él mismo…

    Hace muchos años mas, el guardián logró cautivar a su peor esencia, encerrándolo en lo más profundo de su ser. Con el pasar del tiempo aprendió a dominar su ira. Pero ésta, aún en silencio, le continuaba perturbando. En el exterior, logró formar un escudo que utilizaba para alejar a todos y todo lo que podría debilitar su voluntad y dejar salir al ser que mantenía preso. Pero ya no era suficiente.
    Trató de encajar en la multitud sin tener buen acojo. La humanidad hoy día es tan dependiente y acostumbrada que la necedad es quien mas reina. Este es uno de los defectos que el guardián no puede tolerar. Si lo comprende, porque de cierto modo hubo un tiempo en el que estuvo ahí, pero lo superó y dejo correr la corriente.
    Algo muy extraño e interesante, es su método de adaptación para con la gente. Incluso sus allegados, aquellos que le permitía formar parte de su vida, desconocían esta fase de él, hasta que ésta se volvía tema de conversación. Él, era un ser apático y asocial que solo con quienes sentía conexión, lograba crear un vínculo en el que estos factores eran ausentes. Pero aun así los mantenía presentes, pues con ellos lograba pensar con razón.
    Gracias a estos seres que permitía en su círculo es que el guardián continuaba bloqueando a su mayor temor. Pero... ¿por qué le temía? Le temía porque ante la sociedad, sus ideas eran heterodoxas y no columpian con la regla curva en la que se basan. En la incoherencia, a la que nos llevan los supuestos sentimientos que la humanidad aún no logra comprender y se escudan bajo ellos. Aún no saben lo que sienten, porque son tan cerrados que no se dan a la tarea de explorar y descubrir que, son y cómo funcionan. Solo toman lo que alguien con poder les impone, con un poder que la humanidad misma le brinda. Aquí todos somos poderosos, con la diferencia que unos se dejan dominar y otros hacen creer que son dominados.
    Ya nuestro guardián se dio por vencido. Cuando estaba a punto de cerrar sus ojos y dejarse caer en las manos de su amado, tuvo incertidumbre y al mirar a tras, sus sospechas fueron aclaradas. A quien tanto defendió de su mayor temor, no estaba allí...



Emanuel Félix
08/03/2017

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Quiero porque puedo

Presente